DEL BAÚL DEL CHEF
Cuando se es joven es fácil hacer planes y creer que estos saldrán tal cual lo hemos imaginado, de niños muchos pensamos en ser policías, bomberos o médicos, sin embargo, la vida siempre está llena de sorpresas y muchas veces lo que quisimos de niños o jóvenes no tiene mucho que ver con lo que somos de adultos.
Eso fue justamente lo que le ocurrió a Gustavo González, chef ejecutivo del Barceló Ixtapa, este chef oriundo de la ciudad de Guadalajara en el estado de Jalisco se imaginó en su juventud como un exitoso químico-matemático, siempre creyó que su destino se encontraba de lado de las ciencias duras y lejos estaba de pensar que algún día se convertiría en un chef reconocido y galardonado.
Fue gracias a su cuñado un chef de origen Austriaco, que durante sus vacaciones Gustavo tuvo su primer acercamiento con la cocina, esa experiencia lo cambiaría todo, su interés por los números y los experimentos químicos habían terminado, en él había surgido un nuevo interés y una pasión más grande… La comida.
Gustavo se considera como un comelón de corazón, desde su niñez gracias a las delicias preparadas por su madre (quien procuraba no repetir los platillos a la hora de comer) fue que inconscientemente se formaba en su interior a un exigente chef el cual sólo requeriría de una pequeña chispa para emerger.
En aquellos años en su natal Guadalajara no existían la carrera de gastronomía, es por ello que se decidió por estudiar turismo mientras que a la par trabajaba en restaurante, una vez que concluyó sus estudios tuvo la oportunidad de viajar y recorrer prácticamente toda la república mexicana además de salir al extranjero, fue justo cuando estaba de lejos de tierras mexicanas que surgió su interés por la cocina de su país, orillándolo a estudiar y leer sobre los orígenes de nuestra basta gastronomía nacional.
Estos nuevos conocimientos adquiridos lo llevarían a ganar el primer lugar de un concurso de gastronomía prehispánica en Bahías de Huatulco Oaxaca durante los años 2006 y 2009, mientras que en el año 2007 obtuvo el segundo lugar de ese mismo certamen, del cual tiempo después se convertiría en juez. Está por más decir que para aquel entonces Gustavo González era ya un experto de la gastronomía nacional.
Este concurso y su posterior estancia en Huatulco se convertirían en un referente, pues su pasión por las historias y los sabores lo orillaron a crear una noche de gastronomía local, organizando todo un menú con los platillos más emblemáticos del estado de Oaxaca, de ese modo, todos aquellos que llegaran con la idea de conocer Oaxaca podrían hacerlo desde su gastronomía.
De igual forma, ahora como chef ejecutivo del Barceló Ixtapa se ha encargado de crear la noche de Guerrero, una noche en donde las mesas se llena de comida típica del estado, pescado a la talla, fritos de cerdo, cebiche, camarones para pelar y una gran variedad de pozoles.
Es quizá este último uno de los platillos que más lo apasionan y lo intrigan, tomando en cuenta que es un admirador de las historias no ha de sorprendernos la pasión con la que Gustavo habla de este suculento manjar de dioses “Este era un platillo al que solo pocos tenían acceso, era una comida que solo aquellos que eran dignos (los tlatoanis y sacerdotes) podrían degustar, hecho con carne humana el Potzolli era un privilegio de pocos” Con el tiempo este platillo llegaría a popularizarse dejando atrás la carne de humano para sustituirla por la de cerdo, de hecho, son muchos los que dicen que el sabor de estas carnes es muy parecido. En Guerrero, específicamente en la costa es toda una tradición el comer pozole, originalmente en los días miércoles, sin embargo, fue en los años 40 que gracias a su creatividad y las ganas de no desperdiciar nada que surge el ya famoso jueves pozolero el cual se ha hecho presente en diferentes partes del país.
Pero, ¿Por qué en Guerrero el pozole es de colores? Gustavo nos platica que fue gracias a los recalentados que surgen los colores más famosos de este platillo, pues en algunas casas se solía combinar el pozole con el resto de las salsas que habían quedado, ya fuera roja o un pipián estás darían un toque único y distintivo.
Sin importar si es guerrerense o foráneo un buen mexicano siempre sabe disfrutar de un delicioso pozole, platillo que nos ha llevado a conquistar el paladar de muchos extranjeros, en Barceló Ixtapa, celebramos el gusto de vivir maximizado el buen comer. Y si de algo podemos estar seguros es de que nuestro mayor distintivo es la comida, un logro sólo alcanzable de la mano de un experto, un experto cuya pasión por la comida está en el comer…
“Cocino siempre como si fuera para mí, cocino con el gusto de poder comerlo, creo que ese el secreto de todo buen cocinero.”
Así que ya lo sabes, si deseas conocer los sabores típicos de la costa guerrerense y degustar de un pozole exquisito, visita el Barceló Ixtapa y a su chef Gustavo González, ellos se encargarán de darle a tus vacaciones un gran sabor de boca.